El primer consejo que le daría a un padre que está considerando este camino no es una frase motivacional, sino una pregunta honesta y directa: ¿Es una decisión tomada en frío? ¿Estás realmente seguro de que puedes darle un futuro mejor a tu hijo, no solo comparado con la madre, sino junto a ella en la distancia?
Debes entender cómo vas a afrontar este reto, porque no se trata solo de «criar a un hijo». Se trata de aceptar que tu vida va a cambiar por completo. Ya no podrás hacer las cosas por ti solo; todo dependerá de cómo se sienta tu hijo, de sus gustos, de sus necesidades.
La pregunta clave es: ¿Estás dispuesto a cambiarlo todo?
¿Estás dispuesto a dejar de lado tus propios gustos por los suyos? ¿A aprender nuevas habilidades que nunca pensaste que necesitarías, desde cocinar su plato favorito hasta entender sus problemas de adolescente?
Si la respuesta es un sí rotundo, entonces estás listo. Si dudas, es mejor que te tomes un tiempo para reflexionar, porque este camino exige una entrega total. Pero te aseguro una cosa: la recompensa de esa entrega es inmensa.
Antes de tomar cualquier decisión, es fundamental entender la realidad de este camino. Te cuento más sobre ello en mi post sobre la lucha de cada día.»
